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domingo, 9 de agosto de 2015

Burle Marx

Después de casi cuatro años por Rio de Janeiro, finalmente marcamos para ir a visitar el Sitio de Burle Marx.
La verdad es que es un paseo que merece la pena. Es un Sitio / parque natural donde el artista vivió y desarrollo gran parte de su trabajo.
Esta excelentemente mantenido y para hacer la visita hay que reservar con anterioridad ya que hay un numero máximo de visitas y los grupos ademas no son muy grandes.
Vas acompañado de un guía que te va contando tanto la historia del lugar como un poco la vida del artista.
Al reservar se puede pedir el guía en Ingles o Portugués. El precio son 10 Reales y los menores de 6 no pagan. Tiene un estacionamiento para los visitantes. 
En este enlace podéis ver los teléfono o email para hacer la reserva.

Si lo visitáis en un día no muy caluroso, es mucho mejor, ya que todo el parque esta entre el bosque y hay bastante humedad. 












Un poco de información sobre el artista:

Roberto Burle Marx fue el paisajista más importante de Brasil y el creador del paisajismo moderno -tal como lo nombra el Instituto Americano de Arquitectos-, es lo mínimo que se puede decir de este artista que nació en São Paulo en 1909 y vivió hasta 1994.
Pintor, ceramista, diseñador de joyas, artista de grabado y tapiz, cantante barítono, escultor, escenógrafo, ecologista, botánico y un cocinero entusiasta y exigente, son papeles que el paisajista también desempeñó con éxito, además de hablar siete idiomas. "Una vida entera de trabajo, perseverancia y, sobre todo, talento" como declaró en una entrevista la artista plástica Zélia Salgado, considerada la primera dama de la escultura abstracta en Brasil.
Hijo de Wilhelm Marx, judío alemán, y de Cecilia Burle, francesa radicada en Recife, ciudad en la que se conocieron, mudándose luego para São Paulo, donde nace Roberto. Su padre, además de dedicarse al comercio del cuero era un hombre culto, amante de la música clásica y la literatura europea -y estaba suscripto a revistas de jardinería-, y su madre, era pianista, cantante y una ferviente jardinera. Con lo cual el amor al arte, la música, las plantas y la vocación por saber, lo acompañan desde la infancia. Otra persona de gran influencia fue su niñera Ana Piascek, polaca, quien le enseñó a preparar los canteros para plantar las mudas e influyó sobre su gusto por la cocina. 
En 1913 la familia Burle Marx se muda al barrio de Leme, en Rio de Janeiro. Pero su profundo interés por el mundo vegetal se da cuando conoce los invernaderos del Jardín Botánico de Berlín -ciudad a la que viajaron para que su padre se atendiera un problema en la vista-, donde descubre plantas brasileñas que no sabía que existían.

Durante los dos años que pasan en Europa (1928-1929), Burle Marx toma clases pintura, de piano y canto, y después de visitar una exposición colectiva de Picasso, Klee y Matisse y una retrospectiva de Van Gogh, decide estudiar pintura en forma académica.
El camino del artista
De regreso a Brasil, siguiendo el consejo del arquitecto Lucio Costa, su amigo y vecino, se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes (actual Museu de Belas Artes do Rio de Janeiro). Allí conoció a Oscar Niemeyer, Hélio Uchôa y Milton Roberto. Es decir que desde temprano estuvo rodeado por los hombres más destacados de la arquitectura modernista brasileña. Uno de sus profesores fue Cândido Portinari, a quien luego auxiliaría como asistente para pintar los murales del Ministerio de Educación y Salud, entre 1937 y 1938. A los dos años, decepcionado con los métodos académicos, deja los estudios.
A partir de allí, con el apoyo de su familia, construye su propio camino. Entre fines de los años 20 e inicio de los 40 mantiene un estilo expresionista, y desde esta década pasa a interesarse por el cubismo, movimiento con el que se siente representado "simplemente porque fue esa escuela la que quebró el academismo". En los 50 se aproxima al abstraccionismo y comienza a crear mosaicos de formas construidas con una geometría libre, más orgánica. Lo mismo sucede con la utilización del color, que se vuelve más lírico y poético. Es durante esta fase que elabora los paneles para el Conjunto Residencial do Pedregulho, en 1951, en el barrio de São Cristovão (hoy en día, famoso por la Feira de São Cristovão), Rio de Janeiro. Edificio elogiado por Le Corbusier en su pasaje por Brasil.
Burle Marx concebía el arte como un sistema de formas, colores y ritmos -lo mismo pensaba de los jardines, a los que denominaba "obras vivas"-. Su espíritu meticuloso e investigador le permitió pasear por todas las vertientes artísticas sin casarse con ninguna. Su talento era tal que conseguía crear con las más diversas técnicas y herramientas. Aunque el artista plástico acabó siendo opacado por el paisajista -al menos ante los ojos del mundo- Burle Marx realizó innumerables exposiciones individuales y colectivas, tanto en Brasil como en el exterior.

Aquí tenéis algunos enlaces para ver sus obras como paisajista.

·         Los Jardines de Burle Marx
·         Brasilia, la capital de Brasil




miércoles, 22 de abril de 2015

Morro da Conceição

Después de visitar el Monasterio de San Bento, fui a dar un paseo por el morro de la Conceição ya que esta al lado, entre el monasterio y el futuro puerto maravilla.

El morro de la Conceição es el lugar donde comenzó la ocupación de Rio de Janeiro. Este, junto con los morros de do Castelo, de Santo Antônio y de São Bento, formaban un cuadrilátero por donde creció la ciudad durante 3 siglos desde que se fundara en 1565. Algunos de ellos ya no existen por el crecimiento urbanístico de la ciudad.
Pese a todo lo que ha cambiado la cuidad desde entonces, los habitantes de esta zona aseguran que el estilo de vida en esta pequeña área no cambio mucho ya que lo escarpado del lugar lo aísla de la vida cotidiana del resto de la ciudad, y razón no les falta.
Es curioso pasear por sus empinadas calles y ver como hay churrascos improvisados en las puertas de las casas y como la gente te saluda y te invita a charlar con ellos.

Históricamente el nombre que tenia era Morro do Valongo. El morro, ni es ni fue nunca una favela. Tiene pocos registros de crímenes o robos. En 1590 se inicio la edificación de la pequeña iglesia de Nossa Senhora da Conceição, que hoy en día aun existe y fue restaurada.

En el morro se encuentran el Serviço Geográfico do Exército, el Observatório Astronômico do Valongo (UFRJ), la Igreja de São Francisco da Prainha (1696), la Fortaleza Militar da Conceição (1718) y al norte del morro la Pedra do Sal, roca donde llegaban los navíos con esclavos traídos de África.



En 1905, se construyo en su zona oeste el Jardim Suspenso do Valongo, Un mirador muy bonito que se ha restaurado por cuenta del las obras del Puerto Maravilha.

Paseando por el morro, se ve la inclinación de las calles, las construcciones antiguas, el buen estado de conservación de todas las casas, y como decía, la hospitalidad de las gentes. Me llamo la atención la cantidad de ateliês  (talleres de arte) que se encuentran en la zona.



martes, 7 de abril de 2015

Monasterio de São Bento

Ubicado en la la zona centro de Rio muy cerca del puerto, se encuentra una joya que aun no había visitado. 

El Monasterio de São Bento es uno de los templos mas antiguos, siglo XVI, de la ciudad y con diferencia el mas decorado.
Si habéis estado en Ouro Preto, la decoración interior del Monasterio es idéntica a las iglesias  que podéis encontrar en la región del interior de MG. Mucho oro y plata y todo super ornamentado con todo lujo de detalles.

En este enlace podéis ver mas fotos del interior.

El monasterio también tiene aun el colegio, que como curiosidad, aun es el único que es solo para chicos en Rio de Janeiro.
Merece la pena dar un paseo con calma por el entorno, ya que normalmente no tiene visitas y la paz que hay por allí no es algo normal en la Ciudad.
En la parte de atrás del monasterio hay unas vistas muy buenas hacia la bahía, puerto y Niteroi.

domingo, 4 de enero de 2015

Bar do Minheiro en Santa Teresa

Siempre es super agradable pasear un un día claro por el barrio de Santa Teresa. Te hace ver que Rio no es solo la zona sur.
Después de ir con unos amigos a ver la escalera de Selaron y el parque das ruinas, esta vez seguimos dando un paseo por la zona para ver la pequeñas iglesias y como están remodelando el bondinho.

Me habían recomendado visitar por la zona el Bar do Minheiro, afamado por sus pasteis de los sabores mas variopintos.


Efectivamente, los tienen de todo, hasta de feijoada.

El lugar te hace sentirte en el Rio profundo. Calles estrechas, surcadas por los raíles del antiguo tranvía, mini iglesias, casas de lo mas variopintas y la verdad es que una gente muy amable por los alrededores.
El interior del Bar es de lo mas sencillo, a la par que de otra época. Como todo buen barzinho que se precie, la birra esta estúpidamente gelada.
Los mini pasteis variados, una delicia llena de sorpresas de sabores. en general, todos los petiscos estaban buenos. Ademas tenían platos fuertes para todos los gustos.

Lo bueno de la zona, es que es bastante barato en comparación con la zona sur.

Una cosa que me choco bastante, y vais a decir que que tío mas toli, fueron las servilletas. Son de las que limpian de verdad, no esas que hay en todos los sitios lo único que hacen es extender la grasa de la comida :) (ya sabéis que aquí las usan mas para coger la comida que para limpiarse)
Los camareros, súper majos y muy atentos y serviciales.

martes, 9 de diciembre de 2014

Un día en el Hipódromo de Rio

Desde que vinimos a Rio, siempre pensamos que el Hipodromo era un lugar al que solo se podía entrar si eras socio.
Un día fuimos a comer al Restaurante Prado (ya hablare de este en otro post)  que esta en una de las entradas nobles del hipódromo, y coincidió que había carreras ademas de ser el dia de las crianças.
Lo propios camareros nos dijeron que podíamos ir dentro y que justo ese día había atracciones para los críos gratis.

El día estaba espectacular, y resulta que desde dentro del hipódromo hay unas vistas espectaculares, ademas del atractivo de las carreras para los críos.

Las caballerizas están al lado de las gradas y se puede ver los caballos mientras se preparan para las carreras.

Es un lugar muy agradable y los niños se lo pasan fenomenal.

Os dejo alguna fotos que hice con el teléfono para que os hagáis una idea, pero merece la pena ir a verlo en persona.

En el link del hipódromo tenéis el calendario de las carreras, para no ir un día que este vacío.

lunes, 24 de noviembre de 2014

Museu Histórico Nacional

Fuimos al Museu Histórico Nacional para ver la exposición temporal de PlayMobil y la verdad es que nos sorprendió gratamente.
El valor de la entrada es de 8 reales y los menores de 12 años pagan media entrada.

El edificio esta muy bien cuidado. El problema es que para llegar de transporte publico ahora que la perimetral esta derrumbada es un poco complicado ya que la terminal de autobuses de la misericordia es una escombrera.
Con el cambio de rutas y paradas de autobús en la zona es un poco difícil saber que autobús para cerca.
Lo mejor es ir en el metro hasta cinelandia y después dar un pequeño paseo hasta el museo.
El parquing que tiene es de unas 20 plazas, con lo que olvidaros de ir en coche.


La exposición de PlayMobil estaba en una sala pequeña, pero sinceramente, merecía mucho la pena. A los niños les encanto, y a los padres nos hizo retroceder un poco a nuestra infancia.


Después de ver la exposición temporal, fuimos a ver las permanentes y la verdad es que nos sorprendieron aun mas.
La exposición de monedas históricas es realmente buena ademas de estar muy bien organizada.
Hay monedas de todos los tiempos y áreas históricas, y como veis en algunas de las fotos mas abajo, hasta de la época de las pesetas :)





Bandera del Brasil imperial
Ademas de la exposición de monedas, hay varias salas con todo tipo de útiles, ropas, e historia del Brasil imperial, y esta otra gran sala en la que se exponen las carrozas que se usaban en tiempos del emperador.

En definitiva, un lugar que merece la pena ser visitado.