Después de un par de años, era la primera vez que nos pasábamos por tan pintoresco lugar.
Supongo que aquí debe ser de lo mas común.
En realidad, pese a estar en zona favela 100%, tiene una organización 10.
El precio por entrar es de 10R$. Tienen seguridad en la entrada para que los turistas que van estén seguros, ya que hay bastante chavalin de la favela pidiendo, y si se les da algo, la cosa se desorganiza un poco.
Ademas hay bastante presencia policial y taxis.
Una vez que vas a entrar, mujeres por la izquierda y hombres por la derecha, ambos son cacheados por seguratas.
Nosotros llegamos a las 10:30 y no había demasiada gente.
Se estaba tranquilo tomando unas birritas en la mesa cerca de la pista de baile. Había una música de fondo en directo que era agradable a nivel volumen.
Por que os digo esto?. Bien, mientras estábamos allí tranquilos viendo el panorama, el lugar empezó a llenarse. Curiosamente empezaron a entrar tipos grandones con todo tipo de tambores, tamboritos, panderetas..... e iban subiendo al escenario principal, donde solo había personas pertrechadas con este tipo de instrumentos.
A las 12, el lugar ya estaba lleno. Y aquí empezó la fiesta!!!!!.
Repare que el local estaba bien surtido de altavoces bien potentes.
El caso es que un fulano se puso a hablar micro en mano, bueno, mejor dicho a gritar (no me digáis que) y empezó el aporreo incesante de los tambores hasta las 2:30 que nos fuimos. La fiesta seguía, pero estábamos un poco aturdidos.
Aquí entendí por que los brasileros hablan tan alto en cualquier lado y por que muchos de ellos tienen problemas auditivos.
La música esta a un volumen ensordecedor que se incrementa por el efecto de los altavoces. Es imposible hablar con nadie ni gritándole al oído.
El día de después nos pasamos todo el día escuchando un zumbido interno que no nos dejaba oír bien.
Abajo del todo tenéis unos vídeos para que veáis un poco de lo que estoy hablando. Son de móvil pero creo que ni con la mejor cámara con el mejor micrófono se oiría nada de nada. Ojo cuando deis al play con el volumen.
Pese a todo, merece la pena ir a visitarlo. Es un lugar de reunión familiar y festiva en la que hay un buen rollo espectacular.
Por lo visto, en época pre-carnaval, ensayan los pasos y aquello si que es una locura. No tengo muy claro que me pase a experimentarlo, pero aquí queda el dato.
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