La Ilha de Paquetá esta a poco mas de una hora de barco desde el centro (Praza XV). Ofrece a sus visitantes aguas calmas, tranquilidad, vegetación y un estilo de vida a la antigua. Merece la pena perderse en sus serenas callecitas y acercarse a la naturaleza, eso si, mejor entre semana, que los fines de semana de tranquila no tiene nada.
Zipi y Zape :) |
Desde Plaza XV parten todos los días los barcos que recorren casi veinte kilómetros hasta Paquetá, la isla está ubicada en el centro de la bahía de Guanabara, o mejor, GuanaGUARRA (luego os explico esto).
Los primeros salen a las 5:15, 7:10, 10:30 y 13:30, pero lo más recomendable es viajar a lo sumo en el de las 10:30, ya que el recorrido se hace en 70 minutos. El viaje de ida y vuelta cuesta R$ 3,10 cada trayecto.
Aquí podéis consultar los horarios y tarifas de las barcas.
Las barcas son bastante grandes y el paseo es muy agradable y tranquilo.
Lo peor será sin duda llegar hasta plaza XV. Aunque vivais en la zona Sul, el transito es penoso. Si podéis in en metro, mucho mejor. Llegáis a la estación Carioca y un corto paseo hasta los embarcaderos.
Para llegar desde zona sur, los ómnibus 403, 413, 474 y 484 llegan hasta Praça XV. Creo que alguno mas, pero no tengo demasiado domino de los buses aun.
Aquí podéis consultar los horarios y tarifas de las barcas.
Las barcas son bastante grandes y el paseo es muy agradable y tranquilo.
Lo peor será sin duda llegar hasta plaza XV. Aunque vivais en la zona Sul, el transito es penoso. Si podéis in en metro, mucho mejor. Llegáis a la estación Carioca y un corto paseo hasta los embarcaderos.
Para llegar desde zona sur, los ómnibus 403, 413, 474 y 484 llegan hasta Praça XV. Creo que alguno mas, pero no tengo demasiado domino de los buses aun.
Rio desde la Bahia de Guanabarra |
Rio desde Paqueta |
Sus casas son de estilo colonial. La isla ocupa un área total de 1,2 kilómetros (tiene 8 kilómetros de perímetro, apenas más grande que la laguna Rodrigo de Freitas). Desde su extremo norte hasta el sur tiene algo más de dos mil metros, mientras que en el centro, en la parte más angosta, hay poco más de ciento cincuenta metros entre la playa del oeste y el extremo oriente. Es donde están los embarcaderos.
El ambiente es un poco decadente, nostálgico quizás. Es como estar en rio hace 60 años. Todo son casas bajas, gran mayoría muy bien cuidas.
Don João VI, rey de Portugal, era un visitante frecuente de la isla en el siglo XIX, lo que terminó por convertirla en un atractivo turístico.
El ambiente es un poco decadente, nostálgico quizás. Es como estar en rio hace 60 años. Todo son casas bajas, gran mayoría muy bien cuidas.
Don João VI, rey de Portugal, era un visitante frecuente de la isla en el siglo XIX, lo que terminó por convertirla en un atractivo turístico.
Los cariocas, hace tiempo lo tenían como residencia de verano para escaparse del bullicioso Rio y tomar baños en sus tranquilas y desiertas playas.
Hacia el oeste, son apenas 150 metros hasta la playa Moreninha. Al norte, la Pedra da Moreninha funciona como mirador natural.
Al sur, la praia José Bonifacio es la más activa y frecuentada por los visitantes, ya que tiene mayor oferta gastronómica, siempre de modo bastante informal y a precios muy baratos. Hay gran oferta de pescado, pero sinceramente, a nosotros nos dio un poco de cosa, porque fresco esta, pero lo de ver donde lo pescan, como que no nos estimula.
Allí están además el Ponte da Saudade (donde, según la leyenda, João Saudade rezaba cada día para reencontrarse con su familia en Africa) y la Pedra dos Namorados (frente a la que hay que pararse de espaldas y arrojar tres piedras; si al menos una queda encima se podrá encontrar el amor eterno). Los muelles donde atracan las embarcaciones están sobre la costa este, junto a la praça Pintor Pedro Bruno. Caminando hacia el norte, se encuentran la plaza Bom Jesus do Monte y la iglesia del mismo nombre, de 1763, así como el Caramanchão dos Tamoios (una glorieta sobre el mar en homenaje a los indios Tamoios, los primeros habitantes de la isla), un enorme baobab, de 9 m de circunferencia (uno de los veinte únicos que hay en Brasil, que incluso tiene nombre propio: Maria Gorda en recuerdo a uno de los esclavos que vivieron en la isla; no dejéis de dar un beso al arbol y pedir un deseo ;-),
La diminuta praia dos Tamoios (apenas una ínfima franja de arena) y el delicioso Parque dos Tamoios, que da inicio a la zona norte de la isla, llamada Bairro do Campo.
Al sur, la praia José Bonifacio es la más activa y frecuentada por los visitantes, ya que tiene mayor oferta gastronómica, siempre de modo bastante informal y a precios muy baratos. Hay gran oferta de pescado, pero sinceramente, a nosotros nos dio un poco de cosa, porque fresco esta, pero lo de ver donde lo pescan, como que no nos estimula.
Allí están además el Ponte da Saudade (donde, según la leyenda, João Saudade rezaba cada día para reencontrarse con su familia en Africa) y la Pedra dos Namorados (frente a la que hay que pararse de espaldas y arrojar tres piedras; si al menos una queda encima se podrá encontrar el amor eterno). Los muelles donde atracan las embarcaciones están sobre la costa este, junto a la praça Pintor Pedro Bruno. Caminando hacia el norte, se encuentran la plaza Bom Jesus do Monte y la iglesia del mismo nombre, de 1763, así como el Caramanchão dos Tamoios (una glorieta sobre el mar en homenaje a los indios Tamoios, los primeros habitantes de la isla), un enorme baobab, de 9 m de circunferencia (uno de los veinte únicos que hay en Brasil, que incluso tiene nombre propio: Maria Gorda en recuerdo a uno de los esclavos que vivieron en la isla; no dejéis de dar un beso al arbol y pedir un deseo ;-),
La diminuta praia dos Tamoios (apenas una ínfima franja de arena) y el delicioso Parque dos Tamoios, que da inicio a la zona norte de la isla, llamada Bairro do Campo.
Sobre la rua Manoel Macedo, que comunica ambas márgenes, se encuentran el cementerio y el singular cemitério dos pássaros. En el extremo sur se encuentran el Parque Darke de Mattos (con árboles centenarios, jardines, trillas, miradores y, como en todo Paquetá, leyendas románticas) y el Morro do Vigário (la parte más elevada de la isla, con 69 metros sobre el nivel del mar).
Panorámica desde el mirador Darke de Mattos |
Cerca de este mirador encontramos un "barzinho" por llamarlo de alguna manera en el cual nos tomamos una garrafinha de itaipava bem gelada y bien barato. Allí fue donde charlamos con los peculiares isleños que estaban pescando siri en las oscuras aguas de la bahía.
Lo mejor:
La naturaleza y la tranquilidad que reina en cada rincón de la isla, no parece que estés en Rio. en ciertos lugares no se oye nada.
Las aguas calmas y tibias, pero ojo con mojarse, que de limpias no tienen nada, por eso lo de "GuanaGUARRA" del principio. Los lugareños nos comentaron que a la bahía desembocaban veititantos ríos de todo Rio. Como aquí lo de las depuradoras de aguas sanitarias no se estila, va todo a los ríos y de ellos a la bahía. Durante el viaje en barco da para ver lo contaminada que esta en general la bahía entera, y ya estando en las playas de la isla, se ve el agua como chocolate con cantidad de basura flotando. Una verdadera pena.
Transporte ecológico |
Lo mejor:
La naturaleza y la tranquilidad que reina en cada rincón de la isla, no parece que estés en Rio. en ciertos lugares no se oye nada.
Las aguas calmas y tibias, pero ojo con mojarse, que de limpias no tienen nada, por eso lo de "GuanaGUARRA" del principio. Los lugareños nos comentaron que a la bahía desembocaban veititantos ríos de todo Rio. Como aquí lo de las depuradoras de aguas sanitarias no se estila, va todo a los ríos y de ellos a la bahía. Durante el viaje en barco da para ver lo contaminada que esta en general la bahía entera, y ya estando en las playas de la isla, se ve el agua como chocolate con cantidad de basura flotando. Una verdadera pena.
Las edificaciones coloniales. El paseo en barco por la bahía de Guanabara. Los precios muy accesibles.
Lo peor:
Los barcos que en fines de semana y feriados se convierten en un infierno de 1.200 pasajeros. El agua no tan limpia y algunas playas con muchas conchas y caracoles. El permanente olor a estiércol de caballo en las calles los dias de calor. El precio exorbitante de una vuelta en charrete.
Los barcos que en fines de semana y feriados se convierten en un infierno de 1.200 pasajeros. El agua no tan limpia y algunas playas con muchas conchas y caracoles. El permanente olor a estiércol de caballo en las calles los dias de calor. El precio exorbitante de una vuelta en charrete.
No vereis automóviles. Sus calles son de tierra con tráfico de bicicletas y carros tirados por caballos.
Se pueden alquilar bicis o cochecitos a pedales.
La calle principal esta empedrada y el resto es todo de arena.
Nada mas desembarcar, vereis bici-taxis electricos y los carros de caballos para ofreceros un paseo. Sinceramente, si os apetce, adelante, nosotros nos recorrimos la isla a pie con crios y no nos parececio ni mucho menos largo ni casado.
Tomando el barco de las 10:30 y regesando en el de las 3, da de sobra para ver la isla entera, eso si, sin parar a comer.
Bicis etc.. para alquilar |
Detalle Baobab Maria Gorda |
Iglesia de Paqueta |
Paz y tranquilidad |
Una cosa que nos choco mucho, es que el concepto favela también llego a la isla. Cerca del embarcadero, a la izquierda, se puede ver una pequeña favela en una zona elevada. Curioso cuando menos.
Esta bien la etiqueta del baobab. Tambien se las ponen a los lugareños??? Si se organizan al estilo de amanece ue no es poco estaria bien, pa no liarse despues de las elecciones.
ResponderEliminaryo estuve en el año 1969 y por lo que veo sigue higual
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