Las Escuelas de Samba son organizaciones populares de cientos o miles de componentes que cada año preparan una coreografía y unas fantasías para celebrar el carnaval.
Desde que una Escuela de Samba comienza a circular por el sambódromo hasta que el último de sus componentes termina el desfile pueden pasar cerca de dos horas. Sin duda es un tiempo que se hace largo y sobretodo si se tiene en cuenta que tienen que circular cada día varias escuelas. Esto hace que los desfiles ocupen prácticamente toda la noche, desde la caída del sol hasta casi el amanecer.
Las entradas para el desfile del sambódromo se ponen a la venta de un año para otro. Es decir, a poco de terminar el carnaval se ponen a la venta las entradas para el año siguiente. Se acaban en muy poco tiempo, por lo menos las localidades más baratas. Aunque siempre se pueden comprar entradas en las agencias de viajes de Río de Janeiro hasta pocos días antes del acto. Y también en la reventa en la calle el mismo día que se celebran los desfiles. Los precios que pagará un turista pocos días antes del desfile rondarán por encima de los 100 euros, lo que hace que no todos los bolsillos puedan permitírselo.
Este dato, que arrojó recientemente el alcalde de Río de Janeiro, es interesante: Los ingresos del Sambódromo en dos días de desfile de las escolas de samba superan los 17 millones de dólares, lo que significa tres veces lo que ingresa cualquier estadio de fútbol en un año.
Fuera de carnaval, es decir, el resto del año, el Sambódromo se utiliza para celebrar otros conciertos y eventos. Si no hay algún evento no tiene mucho sentido visitar el Sambódromo.
A titulo personal, y después de haber pasado aquí mi primer carnaval, os diré que la mayoría de los cariocas se marchan esa semana de Rio a las zonas de playas próximas.
La población se dobla prácticamente durante esa semana, y los hoteles y pousadas están llenos, con lo que veréis a mucha gente durmiendo en la calle a la mañana siguiente, y con tanto árbol, ya sabéis donde van al baño.
Ademas se vende alcohol como nunca y los blocos de los barrios son miles de personas rodeando un camión donde va cantando la escola.
No es apto para ir con niños, creedme.
Lo que hay que ver es lo del sambodromo, no lo de los barrios, pero no deja de ser mi opinión.
No obstante, una vez si que merece la pena ver la locura que se monta. Por comparar, es como los San Fermines, pero con 14 millones de almas en bañador y refrescándose con birritas.
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